Que estas consideraciones son razonables lo demuestran las disensiones entre los crticos. Lo que uno rechaza otro lo acepta, refutando plausiblemente los argumentos de.
A su vez ste rechaza otros puntos, para ser refuta do por un tercero, y as sucesivamente. Por todo ello creo lo ms sensato mientras no se tenga en contra un testimo nio externo irrecusable, adoptar una actitud benvola ha cia la totalidad de la coleccin exceptuando quizs la pri mera Carta. Considero fuera del propsito de est edicin el entrar en una exposicin detallada de las discusiones crticas re ferentes a cada Carta en particular.
No obstante, a ttulo de informacin para el lector, presento seguidamente una relacin de los principales eruditos modernos que han de dicado su atencin a este problema, con expresin de las Cartas que aceptan y rechazan respectivamente.
Aceptadas Rechazadas Dudosas. Tanto por su extensin, como por su contenido, las trece Cartas de la coleccin platnica presentan notables dife rencias entre s. Unas son misivas breves, destinadas a un amigo personal y referentes a cuestiones tambin persona les.
Otras, aun dirigidas a los amigos, adoptan un tono doctrinal y filosfico que trasciende del terreno propia mente privado. Otras como la VII son verdaderos alega tos, no destinados en realidad exclusivamente a las perso nas a quienes van dirigidas, sino a la opinin pblica; lo que hoy llamaramos una carta abierta. Los destinatarios ya mencionados, como he dicho, por Aristfanes de Bizancio son: Aristodoro una Carta ; Arquitas dos ; Dio nisio cuatro ; Hermas, Erasto y Coriseo una ; Laodamante una ; Din una ; Perdicas una ; parientes j ami gos de Din dos.
La personalidad de los corresponsales ser indicada en las notas correspondientes a las respecti vas Cartas, En cuanto a su contenido, el mayor inters que nos ofrece es poner de manifiesto las actividades polticas de Platn.
La generalidad de las Cartas, escritas a hombres de Estado, expresan convicciones' y contienen consejos re ferentes a esta materia. Las teoras son anlogas a las ex puestas en la Repblica 1 y las Leyes, pero la novedad consiste en las tentativas hechas por Platn para adaptar las a la prctica y a las circunstancias concretas en cada caso. Como quiera que la mayora de las cartas y sobre todo las ms extensas e importantes y de autenticidad ms un nimemente reconocida se refieren a los acontecimientos de Sicilia en tiempo de Platn, antes de pasar al estudio par ticular de cada una de ellas voy a hacer un breve resumen de la situacin histrica y poltica del citado pas en aque lla poca.
X II y sigs. Deseo tambin, antes de descender a particularidades, justificar el nmero, aparentemente excesivo, de notas adi cionadas al texto. Hay que tener en cuenta que ante las Cartas de Platn no nos encontramos en la misma posicin que ante uno de los Dilogos reconocidos como indiscuti blemente genuinos. Las mltiples controversias crticas sus citadas en torno a ellas requieren el mayor nmero posi ble de referencias e indicaciones, concernientes tanto al es tilo y al vocabulario como al contenido doctrinal e hist rico, que puedan servir de orientacin al lector.
Las colonias griegas de Sicilia y sur de Italia, como acer tadamente observa Harward, constituyeron respecto de los antiguos estados de la Hlade un Nuevo Mundo ms rico, apasionado y progresista que sus respectivas metr polis. Nuevos tipos de poltica, religin y filosofa se des arrollaron en ellas. Siracusa fu una colonia de los dorios de Corinto.
Las familiasms significadas de Corinto toma ron parte en la fundacin, y el lazo espiritual que una la colonia con su metrpoli doria nunca lleg a olvidarse por completo. El brillante perodo de los primeros tiranos coincidi con las guerras mdicas 1. Geln de Siracusa y su suegro, Tern de Agrigento, llegaron a dominar la mayor parte del territorio de Sicilia.
Hacia el a, de J. No sin razn ha colocado Pndaro Oda I, y sigs. Wilcken: Historia de Grecia Trad. Ma drid, , pgs. Los cartagineses por su parte quedaron de tal modo maltrechos que no volvieron a repetir sus ata ques hasta fines del siglo v. Despus de la muerte de Hiern a. La constitucin democrtica se propa g en seguida por todas las ciudades de Sicilia. Posteriormente a la expedicin de los atenienses a Sici lia, que termin con el desastre total del ejrcito de Demstenes y Nicias en , los siracusanos en su deseo de venganza, tomaron parte en la guerra jnica enviando una escuadra al mando de Hermcrates, pero fueron aniquila dos en la batalla naval de Cizicos a.
Ello brind ocasin a los cartagineses para intentar nuevos ata ques contra los griegos de la isla. En se apoderaron de Selinonte Himera; en conquistaron y destruyeron Agrigento; la misma suerte corri en la ciudad de Gela y desde all el avance continu hacia las ciudades orienta les de Sicilia.
Los siracusanos depusieron a sus generales y nombraron otros diez, entre los que se hallaba Dionisio, joven oficial de modesto origen. El momento de crisis ofre ca buenas oportunidades para un aventurero audaz y sin escrpulos como era Dionisio. Acus a sus colegas de trai cin y logr ser proclamado tirano de Siracusa. Su carc ter desptico y brutal le convirti en el prototipo del mal tirano. Pero en poltica exterior, logr en sus casi cuarenta aos de gobierno salvar a los griegos de occidente de la servidumbre cartaginesa, despus de una guerra de muy variadas alternativas.
Convencido de que su poder estriba ba en el ejrcito; organiz fuerzas militares, cuyas cifras nos han transmitido Plutarco, Elano y Nepote: En cuanto a medidas de rgimen interior, fortific la isla Ortigia, separada de Siracusa por un estrecho canal que l hizo convertir en istmo.
All estableci su palacio, impresionante fortaleza rodeada de jardines. A todo ello hemos de encontrar repetidas alusiones en las Cartas. Platn acusa a Dionisio de haber concentrado la totali dad de Sicilia en una sola ciudad; no hay ninguna exagera. Antes de terminar su reinado, Haba vendido como esclavos o trasladado a Siracusa a los po bladores de todas las ciudades de la Sicilia oriental.
Naxos fue destruida y sus habitantes vendidos como esclavos. La misma suerte corrieron los habitantes de Catania. Los de Leontini fueron trasladados a Siracusa. Agrigento, Gela y Camarina, que haban quedado desiertas, seguan indefi nidamente en la misma situacin. Ello explica los numero sos pasajes de las Cartas en que se habla del restablecimien to de las ciudades griegas. Una fu Aristmaca, hija de Hiparino, noble siracusano colaborador de Dio nisio en las tareas de gobierno.
Otra fu Drida, hija de un magnate de Locros. De Drida tuvo dos hijos uno de ellos Dionisio, su sucesor y una hija. De Aristmaea dos hijos Hiparino y Niseo y dos hijas. Al morir Dionisio, en , le sucede, como a un legitimo monarca, su hijo Dioni sio el Joven. La historia de este perodo puede seguirse per fectamente en las Cartas, que resumen admirablemente los relatos de los historiadores: Din hijo de Hiparino y cua do de Dionisio el Viejo, a cuya intervencin se debieron las relaciones de Platn con aquel tirano, ejerce una influen cia considerable cerca del nuevo Soberano, su concuado; pero frente a el se alza el partido conservador y cortesano, acaudillado por el historiador Filisto.
De momento el tira no se inclina mas bien hacia Din. Pero las ininterrumpi das intrigas del partido contrario provocan en J un cam bio. Diez anos mas tarde, en , este ltimo, a la cabeza de un gru po de partidarios de la libertad salv a su patria de la tira na que la oprima y oblig a Dionisio a abandonar el pas.
Pero las incesantes Juchas partidistas le impidieron orga nizar debidamente el gobierno. Heraclides, una de las figu ras mas destacadas de su partido, que ambicionaba para s el primer puesto, consigui persuadir a sus conciudadanos de la necesidad de deshacerse de Din, y ste tuvo que re tirarse a Leontinos.
Pero Dionisio, que acechaba desde el destierro un momento propicio, aprovechando la debilidad producida por las disensiones internas logr recuperar el. De nuevo Heraclides reanud sus intrigas 7 comenz a sembrar de dificultades la senda poltica de Din, que al fin hubo de decretar su muerte, Pero en cay l, a su vez, asesinado por el ate niense Calipo, tal como se refiere en la Carta VIL Median-, te este crimen Calipo obtuvo el mando; los partidarios y amigos de Din se levantaron contra l, pero fueron derro tados y obligados a refugiarse en Leontinos, Despus de trece meses de dictadura de Calipo, una nueva tentativa de los partidarios de Din dirigidos por Hiparin, sobrino de aqul e hijo de Dionisio el Viejo, fu coronada por el xito, e Hipari.
Hiparin slo se mantuvo en el poder dos aos. Pero los acontecimientos posteriores de la histo ria de Sicilia ya no ofrecen inters para nuestro propsito. Como ya se ha indicado ms arriba, no hay ninguna pro babilidad de que esta Carta sea de Platn. Fiemo incluso lleg a sustituir el nombre de ste por el de Din, conjetu ra aceptada por algunos editores modernos Hermann, por ejemplo ; pero esta atribucin suscita innumerables difi cultades, no siendo la menor la improbabilidad de que Din escribiera a Dionisio en griego tico.
El estilo y sobre todo las citas poticas sugieren la idea de un ejercicio escolar. La carta est referida cronolgicamente a los momentos subsiguientes al regreso de Platn de su ltimo viaje a Si cilia, Despus de recordar a Dionisio la intensa labor des arrollada al frente de su gobierno afirmacin desmentida en la Carta III se queja de la ingratitud y falta de consi deracin con que ha sido despedido; hasta en la cuestin pecuniaria, al sufragar los gastos de su viaje de regreso, Dionisio se ha.
Unas reflexiones sobre la soledad y aislamiento de los tira. Platn ha recibido por conducto de Arquedemo las que jas de Dionisio, sabedor de que ha sido objeto de censuras por parte de los seguidores del filsofo.
Despus de respon der a esto, Platn pasa a tratar de las gormas que deben regir las relaciones entre el tirano y l, habida cuenta de que tales relaciones no son meramente de carcter privado, sino que pertenecen al dominio pblico y seguirn perte neciendo al de la posteridad.
Tras una breve alusin a un trabajo de Dionisio, relacionado con sus estudios matem ticos o astronmicos, comienza una exposicin, aunque en trminos velados, de fundamentales cuestiones filosficas, en respuesta a una consulta que Dionisio ha formulado por medio de Arquedemo. Los ltimos prrafos estn dedica dos a unos breves mensajes referentes a asuntos personales. Esta Carta es una de las ms discutidas de la coleccin. La discusin se refiere a los siguientes puntos: a La au tenticidad.
En cuanto al primero, no he de descender a pormenores. Valga al respecto lo dicho al examinar en general el pro blema de la autenticidad. Contradictores y defensores ale gan argumentos plausibles en favor de sus respectivas te sis. Me inclino a coincidir con quienes afirman que hay que situarla, entre el segundo y tercer viaje de Platn a Sicilia, de a a. Opinan, en cambio, que los Juegos alu didos son los del y por tanto la carta posterior al ter cer viaje Grote, Karsten, Meyer y Harward.
Muy diversas interpretaciones se han dado, desde los ale jandrinos hasta nuestros das de la doctrina secreta refe rente a los tres principios. Los neoplatnicos identifican el primero con el Bien, el segndo con la Inteligencia y el tercero con el Alma. Escritores cristianos, como Eusebio de Cesrea y Justino, creen ver aqu un vago presen timiento de la Santsima Trinidad, bien sea ello una intui cin de Platn, bien un resultado de sus lecturas bblicas.
En cuanto a los modernos, Apelt interpreta los tres prin cipios como la Divinidad, las Ideas y el Alma del mundo. Howald como las Ideas, lo sensible y la materia respecti vamente. Andreae seguido por Harward identifica el Principio con el alma, y los tres trminos de la trada con los tres grados del conocimiento. Souilh se adhiere a la teora de los neoplatnicos.
Tan diversas explicaciones dan idea de la dificultad de resolver la cuestin. Bien po demos decir que se ha cumplido el deseo expresado por Platn en este pasaje: que el que lo lea no lo entienda La fecha do esta Carta corresponde al lapso de tiempo transcurrido entre el regreso de Platn de su tercer viaje y la conquista de Siracusa por Din Sin embargo, se desprende del contexto que la lucha estaba ya entabla da y los acontecimientos relativamente avanzados.
Indignado Platn por las falsas aseveraciones hechas por Dionisio a su respecto, le escribe conminndole a que se re tracte de ellas. Con este motivo hace un resumen de sus actividades en jSicilia, subrayando su casi total abstencin de los asuntos polticos. A continuacin refuta las falsas imputaciones de Dionisio, asegurando, con mencin de testigos, que los con sejos que l le ha dado en materia poltica son totalmente opuestos a lo que el tirano afirma qu fueron.
Algunas diferencias de detalle han servido de apoyo a los contradictores de la au tenticidad. No obstante, repetimos una vez ms, es lgi co que un autor apcrifo no hubiera tenido en cuenta tales detalles y no los hubiera incorporado fielmente a su Carta falsificada? Ai apoderarse Din de Siracusa en , Platn, que aun que en una ocasin le haba exhortado a no emplear pro cedimientos violentos C. VII, d senta una innega ble simpata hacia su causa, le escribe esta carta, hacindole prudentes reflexiones y dndole acertados consejos, a fin de que el xito inicial conseguido por las armas se conso lide gracias a una perfecta actuacin personal y poltica inspirada en los altos ideales filosficos.
Le manifiesta su inters en recibir noticias directas del curso de los aconte cimientos y le exhorta a intervenir enrgicamente en cual quier desviacin de la recta poltica que pueda producirse a causa de la ambicin de sus colaboradores. Ritter ha sealado a Espeusipo como posible autor de la Carta. Se ha sealado tambin la coincidencia de un pasaje a con otro de Iscrates en Evgoras, indicndose que podra tratarse de una imitacin caracterstica de un ret rico.
Lo cierto es que no hay en esta Carta nada que no haya podido ser escrito por Platn. Eran frecuentes las invitaciones hechas a Platn o a al gn miembro de la Academia para que intervinieran como asesores en la organizacin poltica de un Estado.
Perdicas fu el hermano mayor de Filipo y su antecesor en el poder; ocup el trono entre y a. Esta carta sirve de presentacin a Eufreo, enviado por Platn para satisfacer la peticin de Perdicas. Eufreo de Oreos Eubea , miembro de la Academia, acudi. Su muerte, en lucha por la independencia griega en oposicin al partido macednico, es relatada por Demstenes en la tercera Filpica.
Tras de hacer la presentacin de Eufreo y un elogio de sus dotes polticas, Platn se justifica de no intervenir en los asuntos pblicos de su patria, siendo as que, personal mente o por medio de sus discpulos, interviene en los de ciudades extranjeras. Las razones que aqu aduce sucinta mente tienen ms amplia explicacin en la primera parte de la Carta VII. Ningn argumento de peso se opone a la autenticidad de esta Carta. Su fecha est determinada por los aos de reinado de Perdicas III, es decir, que fu escrita entre el segundo y el tercer viaje del filsofo a Sicilia.
La Carta VI, cuya autenticidad tiene a su favor la opi nin de crticos tan severos como Wilamowitz, Howald y Pasquali Brinkmann la acepta con exclusin de todas las dems , est dirigida a Hermas, Erasto y Coriseo. Hermas fu tirano de Atarneus, al sur de ja Trade hacia mediados del siglo xv a. C, Estrabn y Diodoro nos han trans mitido noticias de su historia, probablemente mezcladas en parte con leyendas.
Aristteles y Jencrates vivieron algn tiempo en su corte. Tambin Laercio y Estrabn hablan de Erasto y Coriseo.
El primero los cita como discpulos de Platn; el segundo re fiere que eran de Escepsis, ciudad de la Trade, vecina de Atarneus. Coriseo fu el padre de Neleo, discpulo de Aris tteles y Teofrasto. Platn exhorta al tirano y a sus dos discpulos a estable cer una estrecha alianza; alianza que redundar en prove cho de todos, ya que Hermas necesita amigos fieles y sin ceros, y Erasto y Coriseo han menester de alguien que les defienda, dada su falta de experiencia prctica de la vida.
Se brinda a ser el rbitro de sus posibles disensiones y les. VI, d. En cuanto a la fecha, seguramente se trata de la ltima Carta de Platn, escrita ya en los postreros aos de su vida, segn se desprende de los datos histricos que poseemos de los personajes as como del contexto de la Garta misma. Es, con mucho, la ms importante de la coleccin; no slo por su extensin la mitad del total , sino porque en ella Platn, elevndose del nivel de una misiva personal, toca temas trascedentes que conciernen a la filosofa y a la vida humana, de tal modo que muchas de sus pginas nos hacen sentirnos muy cerca de sus Dilogos ms repre sentativos.
Ya Cicern la llam Tuse. V, 35 praedara epstola: y un crtico moderno ha dicho de ella; no cono cemos a ningn otro en Grecia que hubiera podido escribir as acerca de estas cuestiones. Es tambin la de autentici dad ms unnimemente reconocida por los crticos, aunque tampoco le hayan faltado impugnadores, sobre todo a par tir de Karsten. No hemos de extendernos en consideraciones acerca de la trascendencia poltica de la Carta y de las conclusiones que de ella se deducen en esta materia, valederas, como toda creacin del genio, para todos los lugares y para todas las pocas.
Nunca podramos decir nada que se aproxima ra siquiera a lo que representa la lectura de las propias pa labras de Platn. Nos limitaremos, pues, a hacer un breve anlisis de las diferentes partes de que consta tan extenso documento, para una mejor inteligencia de l por parte del lector, sin perjuicio de adicionar directamente al texto las notas que hemos credo convenientes para aclarar dificul tades que puedan surgir en el curso de la lectura.
Los nuevos gobernantes quieren establecer un rgimen poltico que est de acuerdo con los ideales de su jefe muerto, y acuden a Platn, que fue su maestro y su amigo, en demanda de consejo y colaboracin.
El filsofo les contesta con estas dos Cartas. Pero, sobre todo en la VII, no se limita a dar los consejos pedidos, sino que hace una exposicin de toda su vida, y en especial de su interven cin en los acontecimientos de Sicilia. Justifica los mviles que guiaron tal intervencin y la manera en que se produjo; y esta justificacin ya no va dirigida solamente a sus corres ponsales, sino al mundo en general, dejando la Carta de ser un documento privado para convertirse en un alegato, en algo que, empleando el lenguaje de hoy, podramos llamar una carta abierta.
Tras del exordio de la Carta e 6 en que Platn se refiere a la peticin hecha por los parientes y amigos d Din y afirma su perfecto conocimiento de Jas ideas do aqul, empieza Ja exposicin propiamente dicha. Explica primeramente la gnesis de sus ideas polticas, relatando sus primeras experiencias en la materia con motivo de su intervencin en los asuntos pblicos de Atenas hasta b.
Habla despus de su primer viaje a Sicilia y de los orgenes de su amistad con Din; la muerte de Dionisio el Viejo, su regreso a la patria y su segundo viaje Sicilia en tiempo de Dionisio el Joven. Termina la primera parte de la narracin con el relato del destierro de Din y del cariz que tomaron a partir de entonces sus relaciones con Dio nisio hasta b.
Entre est punto y el e. Antes de expresarlos concretamente, hace una serie de con sideraciones sobre su criterio en cuanto a la forma de acon sejar y sobre los consejos que Din y l dieron a Dionisio, asi como una referencia al asesinato de Din y a la perso nalidad de sus asesinos.
Reanudado el relato e , justifica la razones que mo tivaron su tercer viaje Sicilia hasta a y explica el procedimiento de que se sirvi a su llegada para compro bar la legitimidad de las aficiones filosficas de Dionisio hasta a. Aqu se interrumpe de nuevo la narracin, esta vez con una extensa digresin filosfica sobre la teora del conoci miento hasta d , terminada la cual pasa a hablar de la falta de aptitud que descubri en Dionisio para la filo sofa y de la creciente tirantez de las relaciones entre am bos hasta llegar a la completa ruptura hasta e.
La entrevista de Platn con Din en el Peloponeso y una en cendida apologa de Din ponen fin a la carta. La principal diferencia entre am bas estriba en que en aqulla Platn no hace ms que es bozar las lneas generales de la organizacin poltica que recomienda a los siracusanos, concediendo mayor impor tancia a la exposicin de los motivos personales y filosfi cos e histricos que le inducen a considerar adecuada dicha organizacin; en cambio en sta, el plan adopta una forma concreta y prctica.
Se ha objetado que el sistema aqu descrito no corresponde exactamente al del Estado ideal trazado en la Repblica; pero las ideas fundamentales que lo inspiran son las mismas. Y precisamente el mrito de la inteligencia y el valor humano de la persona consiste en saber adaptar a la realidad y a las circunstancias las crea ciones ideales del genio.
Esta Carta tiene un contenido ms uniforme y sigue una lnea de exposicin ms directa que la anterior. Empieza por un resumen de los acontecimientos de Sicilia desde el comienzo de la tirana hasta llegar a la situacin actual. En vista del cariz de tal situacin, Platn da los consejos que estima adecuados, recomendando moderacin. La ti rana y la libertad-dice , llevadas hasta el extremo son un mal terrible, mientras que mantenindose dentro de la medida son un gran bien. Pasa entonces al discurso direc to b , e imaginando que es Din mismo quien habla y.
El destinatario de esta Carta, Arquitas de Tarento, pita grico y amigo de Platn, fu filsofo y matemtico insig ne. Los pasajes c y a de la Carta VII nos dan a entender que estaba al frente del gobierno de su pas.
Digenes Laercio nos ha transmitido el hecho de que Arquitas fu siete veces estratego. Platn le escribe a propsito de las noticias que le han llegado de l por conducto de Arquipo y Filnides, encar gados de desempear una misin diplomtica en Atenas. A las quejas de Arquitas por no poderse dedicar a sus ocu paciones cientficas a causa de hallarse entregado a la po ltica, opone Platn el razonamiento de que es deber de todo hombre bueno consagrar su vida al servicio de la pa tria cuando sta requiere su colaboracin en las tareas de gobierno, a fin de evitar que stas recaigan en personas ineptas y guiadas a ellas por mviles indignos.
La Carta es tan breve que no ofrece base suficiente para juzgar acerca de su autenticidad. Sin embargo, la idea fun damental no es indigna de Platn, y Cicern la cita en dos pasajes vase nota a. En cuanto a la fecha, slo puede decirse que es posterior i , poca en que Platn conoci a Arquitas.
No se conoce con exactitud la personalidad de Aristodoro, a quien van dirigidas estas breves lneas. Tal vez fuera un antiguo discpulo de la Academia, qu hubiera enta blado en ella amistad con Din. Digenes Laercio sustitu ye su nombre por el de Aristodemo, refirindose a esta Carta. La escasa extensin y el contenido de este escrito nada permiten afirmar en pro ni en contra de su autenticidad, ni tampoco fijar la fecha en que fu redactado. La identidad de este destinatario no puede establecerse con certeza.
Proclo Eucl. I, y Digenes Laercio III, 24 nos hablan de un Ladamante de Tasos, matemtico y discpulo de Pla tn, pero no hay razones que permitan -afirmar ni negar que se trata de la misma persona. Platn contesta exponiendo Jas causas por las cuales no acude personalmente. Aade que las leyes en s carecen de eficacia si falta el hombre capaz de imponerlas con autori dad en la- vida cotidiana. Tales hombres no pueden impro visarse; pero suelen surgir providencialmente en un pas cando las circunstancias llegan un punto crtico; tal ha sido el caso de a mayora de los pueblos.
Si supiramos que Ladamante es el mismo citado por Proclo y Laercio, podramos situar la carta hacia , poca en que Tasos fund colonias en Asia Menor. Pero como no hay ninguna certeza al respecto, no la hay tam poco sobre la fecha de la Carta. En cuanto a la autenticidad, no hay ningn motivo fun dado para dudar de ella. Respecto a la expresin , vase nota a e. Es una de las ms breves de la coleccin. En ella Platn acusa recibo de unos escritos que le ha enviado Arquitas, obra de un autor que no nombra pero a quien dedica cli.
Anuncia asimismo a Arquitas que le manda ciertos escritos suyos, aunque todava estn incompletos. Segn se ha dicho anteriormente, se trata de una de las Cartas ms generalmente rechazadas; ya en Ja mayora de los manuscritos hay una nota expresando la duda de su legitimidad. Ello se debe a la existencia de una carta de Arquitas a Platn, cuya contestacin se ha supuesto que es sta, en la que le comunica el envo de unos trabajos de Ocelo de Lucanos.
Como quiera que las obras atribuidas a tal filsofo fueron compuestas en poca muy posterior, la carta de Arquitas es evidentemente falsa, y si la de Platn es contestacin a ella ha de serlo tambin.
Los partidarios de la autenticidad sostienen que fu precisamente la exis tencia de la Carta de Platn la que sugiri la falsificacin al autor apcrifo de la de Arquitas, seguramente para corroborar la autenticidad de los mencionados escritos de Ocelo Taylor. Es obvio que nada puede decirse de la fecha aproxima da de la Carta, sino lo ya expuesto al tratar de la Carta IX.
La XIII. Esta Carta, si es autntica, debe ser la primera escrita por Platn a Dionisio, al volver de su viaje a Sicilia, en Su contenido difiere totalmente del de las dems.
Es una carta ntima y privada, en la que Platn comunica a su amigo tngase en cuenta que haba pasado una larga temporada en su casa, y que las diferencias habidas entre ellos se haban arreglado por el momento satisfactoriamen te la ejecucin de una serie de encargos personales, y da tos referentes al estado de los intereses de aqul en Atenas.
Le anuncia la llegada de cierto filsofo seguramente el ti rano haba pedido que le enviara alguno ; le da cuenta de sus conversaciones con Din acerca de asuntos que Dioni sio quera ventilar con aqul, y, por ltimo, hay una serie de referencias aisladas a distintas personas y con distintos motivos.
Ya Marsilio Ficino omiti su traduccin, por. Antes de adherirnos incondicionalmente a su opinin, debemos reflexionar: en primer lugar, que esta Carta fu escrita con un carcter evidentemente privado, sin pensar que pudiera trascender al exterior; una prueba de ello es su insercin al final de la coleccin, probablemen te recogida del archivo particular de Dionisio por alguien que deseara entregarla a la publicidad con no muy buena intencin.
En segundo lugar que, si bien en ella se tratan asuntos de intereses y pequeas minucias de la vida prc tica no olvidemos que Platn, adems de ser un filsofo genial era un hombre , no hay tampoco en tales cuestiones nada vergonzoso ni que pueda escandalizarnos, mxime te niendo en cuenta que las costumbres de la Atenas del si glo iv no son las mismas que rigen nuestra vida moderna.
Y, por ltimo, si Platn no la escribi quin pudo haberlo hecho? No hay aqu la posibilidad de un plagio de los re tricos, tratando de imitar las ideas y el estilo de los escri tos de Platn. Y si fu obra de alguien que quiso desacredi tar a ste, no se explica la inclusin al final de tan numero sas notas personales. Mucha imaginacin y sentido dram tico hay que suponer en el falsificador, como acertadamente observa Harward.
Con este ltimo defienden la autentici dad Grote, Meyer, Burnet, Taylor y otros autorizados eru ditos 1. E l texto. Los cdices ms importantes qie contienen las Cartas son: el Parisinas 1.
Grandes afinida des con l guarda el Laurentianus 80, 17 L. La tradicin indirecta est representada por numerosas 1 La edicin de Hermann comprende otras cinco Cartas, que no han sido transmitidas por la tradicin manuscrita; sus fuentes son varias y su autoridad nula.
Siguiendo el ejemplo de la inmensa mayora de loe editores y los crticos no nos ocuparemos de ellas. Teubner, y a l lie acomodado la traduc cin, Solamente me he apartado de la leccin de Hermann en los pasajes cuya lista dar a continuacin.
El aparato crtico pretende principalmente satisfacer las exigencias de una edicin divulgadora y no especialmente dedicada a fillogos; la curiosidad del lector comn que dar con ello satisfecha!
Para los manuscritos he utilizado las colaciones de Bum et y Souilh. Por consiguiente, aqu slo se har referencia a aque llo que est relacionado directamente con las Cartas. A p elt: Platons Befe, Leipzig, A st; Platons Leben und Schften, Leipzig, Bkktiieatt: De Platonis epistula sptima, Halle, Blass: Unechte Briefe, en Rhein.
Uber die Zeitfolge B luck: Platos Biograpby. The jSeventh Letter, en Philos. Rev LV1I, Cudworth; Systema intdlectuqle huius Universi, Londres, Christ: Platonische Studien, Munich, Fernndez Galiako: Los problemas de autenticidad en la litera tura griega, en Rev. F ikld: Plato and his Gonte. G rote: History o f Qrece, X , Londres, , y sigs. H ackfobth: Autorship of the Plutonio Epistles, Manchester, H erch er: Epistolographi Graeei, Pars, Immisch: Der erste platonische Brief, en Pholg.
Juroszek: Commentatio critica de Platonis guae feruntur epistulis, Viena, K absten: Commentatio critica de Platonis guae feriintur epistulis, Utreeht, Mbinebs: Judicium de quibusdam JSocraticorm reliquiis, Gotinga, Meybr: Gfeschichte des Altertums, V, Stuttgart, , pgs. M orrow: Studies in the Platonic Epistles, Urbana, , M ller; Die Philosophie im pseudo-platoniachen 7.
Brief, en Arck. III, , N ovotny: Platonis epistulae commeniariis illustratae, Brno, Obatj: Qaestiormm de sptima et octava Platonis epstola Itnigsberg, PasquaM: Le lettere di Platam, Florencia, Pavl: Der zwete und dritte sogenannfce Platonbrief, en Mitt. Leyes e. Gorgias c; Leyes b, e, d. Protagoras a y Leyes a. Carta VII b. Al ha- c blar de las dos almas me refiero a la de Hiparino, hijo de Dionisio, y a la de mi propio hijo. Sofista c, Rep. Carta VII c, a. Por ello, que te vaya bien y conserva la actitud que mantienes actualmente.
Pudiera ser un. Desde luego, yo no tengo muchas esperanzas de que tal cosa pudiera llevarse a cabo. L eyes b, Carta VII c, d. En cuanto a su custodia, ambos estamos de acuerdo3, de manera que no tengo que insistir. Y ya basta de este tema. Los que habitualmente te rinden 15 Como ciudadano ateniense, Dionisio estaba sometido a esta clase de liturgia.
Es amigo de todos nosotros y nos cae bien. Mis cartas serias van encabezadas con la palabra «dios», y las que lo son menos, con la palabra «dioses». Cizico, c. Amorgos, a. C orinto,'a. Androm edes, b. Cratino, a. Apolo, a. Cratistolo, c. Argos, b. Creonte, a. Creso, a. A ristodoro, b. A rquedem o, b, d, 3I3d, Delfos, b. Dionisio el Viejo, b, c, Caribdis, e. Cebes, a. Dionisio, a, b, a, Ciro, a, d.
Egina, b. Italia, b, b, a, d. Erasto, c, d, a, b. Lacedemonia, b. Escila, e. Lamisco, b. Espeusipo, e, e. L aodam ante, d. Laom edonte, d. Eudoxo, c. Leocares, a. Eufreo, c, d, e. Leptines, a, b, b, c, d. Euribio, c, e. Leucadia, b. Licurgo, d, b. Linceo, a. Filagro, b. Este, organizado el partido de la resistencia, prepara la guerra. El fin real del escrito es el de legitimar su propia conducta en los asuntos de Sicilia.
Este es el sentido de la Carta VII. En a-b se habla de un Hiparino. Hacia , cuando se escribe la carta, Hiparino debe de tener esta misma edad. De sus pensamientos y sus proyectos puedo yo, sin duda, hablar, no por conjeturas,sino con certeza. Por eso observaba yo afanosamente lo que ellos iban a hacer. Ahora bien: yo vi a estos hombres hacer que, en poco tiempo, se echara de menos el antiguo orden de cosas, como si hubiera sido una edad de oro.
Es muy conveniente decir la verdad. Pero sus resistencias lo dominaron. Lo mismo hay que decir de un Estado a cuyo frente haya un solo jefe o varios. Pues aquello no es bueno ni para los que esclavizan ni para los que son esclavizados, ni para ellos, ni para sus hijos, ni para los hijos de sus hijos.
Es incluso una empresa enteramente nefasta. Escuchadme, por el amor de Zeus tercer salvador Hay que creer verdaderamente en esas antiguas y santas tradiciones que nos revelan la inmortalidad del alma, y la existencia de juicios y de terribles castigos que experimentar, cuando ella se vea libre del cuerpo. El hombre que ambiciona las riquezas y tiene el alma pobre no escucha este lenguaje.
Una vez puestas las leyes, todo radica en este punto. Cualquier otra clase de conducta no deja de resultarle espantosa. Este es el sentido en que yo hablaba entonces a Dionisio. Otros, no lo ignoro, han escrito sobre estas mismas materias. Pongamos un ejemplo para que se comprenda mi pensamiento y que sirva para aplicarlo a todo. El nombre, decimos, no tiene en ninguna parte fijeza. Y hay mil razones para demostrar la oscuridad de estos cuatro elementos.
Zeus lo sabe, como dice el tebano Esto es lo que entonces se convino. Mientras tanto, Dionisio quiso disminuir la paga de los mercenarios veteranos, en contra de las tradiciones de su padre.
Pero los soldados, furiosos, se reunieron y decidieron oponerse a ello. Pero, en la medida en que ello sirva para causaros mal, buscad en otra parte. Por eso son ellos responsables de todas las desgracias que les han sobrevenido ahora. Pero ahora, al marchar el uno contra el otro, han desencadenado desastres por todas partes. Su suerte no tiene nada de sorprendente. Luego de esto que os acabo de contar, os he dado ya sumariamente mis consejos, y esto basta.
Apologia, 32 c. Plutarco, Dibn, Il. Sin embargo, salta a la vista que la carta no es un plagio de las otras obras: en los tres pasajes se trata el mismo tema de manera distinta.
Fueron nombrados por Dionisio jefes de la flota. Los cartagineses, atemorizados, pidieron la paz. Al ser ' la justicia la virtud principal, es un mal mayor el cometer la justicia que el padecerla, y cuando se tiene la desgracia de cometerla, es conveniente desear el castigo para devolver al alma su estado de pureza primitiva. A1 final del Gorgia. III, e c; 1X, c y ss. Ni ellas mismas lo saben, ellas no se conocen. Introduction a! Fedro, d. Diodoro cuenta de manera distinta el exilio de Heraclides.
Diodoro, XVI, 6. La carta tiene los mismos destinatarios que la anterior. Tenemos nuevamente una «carta abierta». Miremos al pasado. Se le debe, pues, gratitud y reconocimiento. Sin embargo, para prevenir un mal mayor es preciso reconciliarse con el tirano destronado.
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